top of page
Search

CINDY...

Updated: May 28, 2018


Estoy escribiendo, sentada junto a Cindy, mientras ella recibe su quimioterapia… La veo conectada a su bolsa, durmiendo plácidamente, mientras se deja “envenenar”, para poder sanarse, o al menos eso pienso yo…


Esta es mi primera experiencia en una “sala de infusión” como le dicen aquí, una sala llena de personas conectadas a bombas de goteo…


Cuando supe del cáncer de Cindy algo muy profundo se movió dentro de mí. Un torrente de emociones me estremeció, tristeza, desconcierto y dolor… Una inexplicable y latente sensación de pérdida. Me convertí en su abanderada. Organicé el día rosado en la oficina el primer día de su quimioterapia, compré pines de cinta rosada para todos, para que los usáramos todo los días y de esta forma pudiéramos mostrarle a Cindy que no estaba sola en este proceso, le dejaba literatura en su escritorio sobre alimentaciones alternativas y tratamientos holísticos, meditación, constantes mensajes de texto, y me ofrecí a acompañarla a su quimioterapia. Aún no es completamente claro para mi, el porque de mi actuar.


Sentada allí, rodeada por batas blancas y beeps de todos los tonos, me pregunté: Como me gustaría, si yo fuera Cindy, que estuviera la persona que está acompañándome en este proceso? Que me gustaría que esa persona hiciera por mí?, Como me gustaría que fuera su actitud, su energía? Me observé y vi el miedo, vi las historias. Que clase de acompañante estaba siendo en ese momento? Entonces supe lo que tenía que hacer.


Me centré en lo que estaba pasando en ese momento, en la experiencia de estar acompañando a mi amiga en esta etapa de su camino. Hice un gran esfuerzo para entrar en sintonía conmigo misma, leer lo que estaba pasando dentro de mí en este momento. Observé que de esta forma, no sentía tristeza, ni dolor, ni pesar, me sentía como una espectadora en un proceso que no era el mío y me alegré al saber que podía acompañar a Cindy desde la paz y la aceptación. De repente una sensación de libertad me envolvió toda y también una profunda gratitud por la posibilidad de estar allí con ella.


Como coach, dos de las cosas más difíciles de entender son:

- El proceso del otro no es el mío

- Las experiencias de vida de cada individuo tienen un solo propósito: La oportunidad de crecer como persona, un aprendizaje.


Decir que el proceso del otro no es el mío, suena supremamente egoísta, pero no lo es. Esto no significa que no me importe o que me sea indiferente, por el contario, cuando yo soy capaz de entenderlo, esta reflexión me permite estar en presencia, conectada con la persona, y completamente disponible para lo que ella necesite. Entender que le proceso del otro no es mio, es en realidad un acto de amor, porque me permite ser mi mejor versión para el otro. Cuando yo me dejo atrapar por todas la historias de lo que representa el proceso de esa persona, y de lo que supongo que va a pasar en el futuro, el terror se apodera de mi. Como puedo ser buena compañía, como puedo ser apoyo, o soporte, cuando soy presa del miedo y a duras penas puedo sostenerme a mí misma?

Observando al situación desde esa óptica, lo único que pude ver en ese momento, fue a Cindy, plácidamente dormida, conectada a una bolsa con un líquido transparente. Lo demás son historias, historias que vienen con un diagnóstico de cáncer e historias de un futuro desconocido.


Cuando Cindy se despertó, compartí con ella esta reflexión y me compartió lo que ella piensa al respecto, me dijo: Yo voy viviendo mi vida, y para mí esto es simplemente una enfermedad más, como una gripe. Para la gripe me tomo los anti-gripales, para el cáncer tengo que hacerme quimioterapia, eso es todo. He aprendido a vivir sin expectativas, he aprendido a vivir en el hoy y en lo que está pasando en este momento. Lo más difícil de todo este proceso, es cuando la gente se relaciona conmigo desde la historia del cáncer y de la muerte, porque en ese momento ya deja de ser un proceso para convertirse en un diagnóstico fatal. Son las historias de la gente y las mías propias, cuando no las puedo controlar, las que hacen que yo esté realmente enferma, mientras esas historias no existen, simplemente estoy en un proceso.

En ese momento vi una Cindy distinta, la vi más llena de vida que nunca, más realista que nunca, más conectada que nunca, sin juicios y sin expectativas. Cuando escuché estas palabras fue claro para mí el aprendizaje de Cindy, entendí el por qué el cáncer había aparecido a su vida, cuál era el regalo de esta experiencia y la sabiduría que había llegado a través de ella.

Es hermoso, como coach, ver a una persona atravesar una situación difícil y salir al otro lado airosa, más fuerte, más sabia, más conectada consigo misma y entonces se dá uno cuenta de la perfección de todo lo que llega con la vida.


En conclusión, acompañar a Cindy en su quimioterapia, fue más terapia para mí que para ella y me doy cuenta que aún me queda mucho más por indagar dentro de mí y entender por qué, este proceso de Cindy, yo lo tomé como mío.


41 views0 comments
bottom of page